Me había propuesto escribir una
reseña sobre Bécquer, pero los graves acontecimientos ocurridos en Chile en los
últimos días me hicieron pensar que hablar de una poética posromántica podría
parecer un despropósito. La masiva protesta de los últimos días ha llevado a los
políticos a mostrar una vez más su incompetencia y entretenerse en la adjetivación,
tratando de hacer distingos entre la protesta pacífica y la protesta violenta, como
si no se trataran de una sola cosa: protesta. Olvidan al viejo Aristóteles que
distinguía entre sustancia y accidentes (características no sustanciales). Concedo
que el adjetivo «violento» referido a los saqueos e incendios provocados intencionalmente
resulta descriptivo, del mismo modo que aporrear una cacerola para manifestar
descontento puede ser descrito como un modo «pacífico» de protesta. Pero centrar el
análisis en la características que toma el movimiento social es preocuparse de
los aspectos superficiales, y pretender que con reprimir los actos violentos
traerá la paz social resulta iluso. Lo único que se puede lograr de ese modo es
una prórroga. Pensar que quienes participan en actos violentos son todos delincuentes,
o en el mejor de los casos, anarquistas desquiciados, tampoco me parece tan
claro.
En los hechos participan multitudes carentes de orgánica, entre las cuales, probablemente, no hay solo delincuentes y desquiciados sino también vecinos de vida generalmente correcta. ¿Qué mueve a personas comunes y corrientes a embriagarse de violencia? ¿Cómo es que una dueña de casa participa en un saqueo? ¿Por qué son tan ineficientes los llamados a la cordura? Preguntas como esa me hicieron recordar un libro de Freud: Psicología de las masas y análisis del yo. Lo había leído el año 2001, de modo que se imponía una relectura. Sin embargo, la urgencia solo me permitió una lectura somera y las conclusiones a las que arribo deben ser consideradas provisionales.
¿Cómo es que una dueña de casa participa en un saqueo?
La respuesta de Freud remite a Gustavo
Le Bon, quien dice:
El más singular de los fenómenos
presentados por una masa psicológica es el siguiente: cualesquiera que sean los
individuos que la componen y por diversos o semejantes que puedan ser su género
de vida, sus ocupaciones, su carácter o su inteligencia, el solo hecho de hallarse
transformados en una multitud les dota de una especie de alma colectiva. Esta
alma les hace sentir, pensar y obrar de una manera por completo distinto de
como sentiría, pensaría y obraría cada uno de ellos aisladamente.
Freud lo explica mediante la caída
de los mecanismos de represión:
El individuo que entra a formar
parte de una multitud se sitúa en condiciones que le permiten suprimir las
represiones de sus tendencias inconscientes.
La interpretación que ofrece
tiene uno de sus ejes en la identificación entre los individuos en la masa en torno
a afectos muy primarios que los lleva a obviar toda otra diferencia. La rabia
es uno de esos afectos.
Aspectos formales
Freud expone sus tesis con una
de las técnicas más socorridas del ensayo: primero nos aporta la visión de
otros autores con los que no está de acuerdo o lo está solo en forma parcial,
realizando algunos comentarios destinados casi siempre a demostrar la «insuficiencias» de sus
postulados y resaltar aquí y allá algunos «aciertos». Luego
de desmenuzar su opinión, corregir sus «errores» y
descartar sus tesis, inicia la exposición de sus propios postulados, abundando
en ejemplos tomados, por desgracia, solo de la clínica y no del análisis de actuaciones
de la masa, excepción hecha de la iglesia y el ejército, masas que denomina
artificiales y en las cuales el «amor» al líder actúa como aglutinador
por medio de la identificación de sus miembros entre sí.
El autor no utiliza tecnicismos de modo que cualquier lector puede comprender la mayor parte del ensayo. Sin embargo, deberá consultar otros títulos del propio Sigmund Freud para familiarizarse con conceptos como narcicismo primario, ideal del yo, yo ideal, etc.
Conclusiones
El libro
tal vez está un tanto desactualizado y no resulta suficiente para comprender
del todo el fenómeno. El razonamiento con el que enfrenta el tema es deductivo
y tiene por premisa sus trabajos anteriores, por lo que explica la conducta de
las masas sin un estudio de fenómenos de masa concretos. Recurre, como
explicación, a las fallas que observa en mecanismos como la represión, que
permiten la construcción de cultura. Sin embargo, aun con dichas deficiencias,
se trata de un texto ilustrativo, que debiera ser leído sobre todo por las
autoridades del país.
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Psicología de las masas y análisis del “yo”. Sigmund Freud, Obras completas. Editorial Biblioteca Nueva, Madrid 1996.
Psicología de las masas y análisis del “yo”. Sigmund Freud, Obras completas. Editorial Biblioteca Nueva, Madrid 1996.
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